Una guardería se hizo en el ala de una vieja escuela. El ático del edificio fue utilizado para el almacenamiento de la guardería y muchas personas reportaron que detrás de ellos cajas se cambiaban alrededor, de repente se mueven las cortinas etc Un número de niños en la guardería hablaban de "el viejo", pero el personal de la guardería eran sólo mujeres. En Halloween, cuando se tomó una foto con todos los niños en sus trajes, un hombre viejo con un poco borrosa la cara y parte superior del cuerpo era visible detrás de los niños. Esa cara se confirmó que era el de coronel Walker cuyo fantasma se rumorea que recorre el lugar.
El terror alternativo
en este blog, encontraras las mejores historias de terror. si estas con ganas de leer unas historias de terror no dudes en venir ha esta pagina ya que encontraras unas historias bien redactadas para que puedas leer. y si te gustaría compartir tu historia de terror también lo podrás hacer ya te explicare mas adelante.
jueves, 16 de abril de 2015
EL FANTASMA DEL BEBE
En 1946, la señora Andrews tomó la foto de la lápida de su hija fallecida en Queensland, Australia. Ella tenía sólo 17 años cuando murió. Cuando se reveló la película la señora Andrews se sorprendió al ver la imagen de una niña que miraba fijamente a la cámara. Ese día en el cementerio no habían niños y la señora Andrews no era consciente de haber tomado imágenes de bebés con su cámara. También el niño no se parecía a su hija cuando era un bebé. Después de muchos años, Tony Healy, investigador de lo paranormal en Australia investigó el caso y encontró que había tumbas de dos niños muy cerca de la tumba de la hija de la señora Andrews.
FANTASMA DE UN ABUELO
Una foto de su abuela fue tomada por Denise Russell en 1997. Su abuela estaba en sus 90 y vivía de forma independiente. Cuando fueron a un picnic familiar justo antes de morir, Denise tomó la foto. Durante más de tres años nadie se dio cuenta de que en la foto detrás de su abuela, un hombre estaba de pie. Finalmente, cuando se dieron cuenta reconoció que no era otro que el abuelo de Denise que había muerto en 1984.
EL NIÑO MARINERO-FANTASMAS
Esta historia se remonta a 1889 y se trata de una familia que compró una casa antigua en Stuyvesant Square, Filadelfia. La pareja comenzó a trabajar en la renovación de todo el lugar. Con un montón de tiempo en sus manos y sin supervisión adulta, su hija menor empezó a pasar mucho tiempo en el ático que se había convertido en una sala de juegos. Incluso después de que la casa se reparó la niña no quería estar con sus padres, sino que pasaba todo el tiempo en el ático. Cuando se le preguntó ella dijo que solía jugar con un niño que tenía botones brillantes. En una investigación sus padres se dieron cuenta de que el niño del cual su hija estaba hablando tenía traje de marinero. El padre comenzó a hacer preguntas acerca de la familia que vivía allí antes y, finalmente, se enteraron de que la familia tenía tres hijos y el hijo más joven se había ahogado en el río. Entonces, el padre acompañó a su hija a la buhardilla donde estaba tapiada la chimenea y que su hija indicara como el lugar donde el niño venía, al romper los ladrillos encontró el cadáver del niño vestido con una chaqueta de marinero que se presumía había muerto por ahogamiento. Un examen reveló que el muchacho había sido asesinado.
VIAJE SIN CONCIENCIA
En los años setenta, un par de amigas viajaban por la vieja carretera de Ademuz en dirección a La Eliana, un pueblecito -entonces pequeño- con mucho terreno de chalets para veraneantes. Allí una de ellas tenía una casa y era donde se dirigían.
Era por la tarde y conducían con tranquilidad cuando el coche comenzó a hacer cosas raras. La radio se encendió de pronto y una brillante luz blanca se puso sobre ellas. Perdieron el conocimiento ambas, o al menos aseguraron no recordar absolutamente nada.
Al despertar estaban en el chalet, dentro del coche. Salieron aturdidas de él sin recordar cómo habían llegado hasta allí, y al salir comprobaron que el coche estaba como loco: el limpiaparabrisas estaba en marcha, los intermitentes se encendían y apagaban...
Jamás supieron lo que pasó y cuánto tiempo duró aquello, tan sólo podían recordar que salieron a mitad de tarde y que cuando despertaron era de noche y habían llegado a la casa.
¿Abducidas? Seguramente sí.
Era por la tarde y conducían con tranquilidad cuando el coche comenzó a hacer cosas raras. La radio se encendió de pronto y una brillante luz blanca se puso sobre ellas. Perdieron el conocimiento ambas, o al menos aseguraron no recordar absolutamente nada.
Al despertar estaban en el chalet, dentro del coche. Salieron aturdidas de él sin recordar cómo habían llegado hasta allí, y al salir comprobaron que el coche estaba como loco: el limpiaparabrisas estaba en marcha, los intermitentes se encendían y apagaban...
Jamás supieron lo que pasó y cuánto tiempo duró aquello, tan sólo podían recordar que salieron a mitad de tarde y que cuando despertaron era de noche y habían llegado a la casa.
¿Abducidas? Seguramente sí.
LOS RELOJES
En un viaje de Valencia capital a Cullera, lugar de la costa valencia al que ya estaban casi llegando, un matrimonio sudamericano sufrió un avistamiento del que no fueron realmente conscientes.
Era aún de día y sólo recordaban el sonido estridente de la radio y las luces que se acercaban hacia ellos cegándolos.
Nada más. No recordaban nada más.
Al despertar vieron que estaban en la cuneta, con el coche en marcha y en estado de semisueño. Despertaron y siguieron su camino mientras se preguntaban qué había ocurrido.
- ¿Qué hora es? -preguntó el marido mirando su reloj.
- Las cinco. -Contestó su mujer.- Pero está parado, no puedo asegurártelo.
El hombre se dio cuenta de que su hora coincidía con el reloj de la mujer pero le extrañaba algo: la tarde estaba acabándose, se notaba en el cielo.
Llegaron a los pocos minutos a Cullera y lo primero que hizo el hombre fue entrar en una relojería:
Todos los relojes marcaban las cinco de la tarde, y como el suyo y el de su esposa, todos estaban parados. El dueño iba de uno a otro poniéndolos en marcha, dándoles cuerda, mirando las pilas.
El sudamericano se presentó y le confesó lo que le tenía preocupado, a lo que el dueño de la relojería contestó:
- Hoy ha ocurrido algo extraño, todos los relojes de la tienda se han parado a las cinco de la tarde.
Era aún de día y sólo recordaban el sonido estridente de la radio y las luces que se acercaban hacia ellos cegándolos.
Nada más. No recordaban nada más.
Al despertar vieron que estaban en la cuneta, con el coche en marcha y en estado de semisueño. Despertaron y siguieron su camino mientras se preguntaban qué había ocurrido.
- ¿Qué hora es? -preguntó el marido mirando su reloj.
- Las cinco. -Contestó su mujer.- Pero está parado, no puedo asegurártelo.
El hombre se dio cuenta de que su hora coincidía con el reloj de la mujer pero le extrañaba algo: la tarde estaba acabándose, se notaba en el cielo.
Llegaron a los pocos minutos a Cullera y lo primero que hizo el hombre fue entrar en una relojería:
Todos los relojes marcaban las cinco de la tarde, y como el suyo y el de su esposa, todos estaban parados. El dueño iba de uno a otro poniéndolos en marcha, dándoles cuerda, mirando las pilas.
El sudamericano se presentó y le confesó lo que le tenía preocupado, a lo que el dueño de la relojería contestó:
- Hoy ha ocurrido algo extraño, todos los relojes de la tienda se han parado a las cinco de la tarde.
LA CASA DE CAMPO
Mi prima me contó cierta vez, que, en la casa donde ella vivía pasaban cosas malas, que ella presentía que ahí había algo, algo muy malo. Igual mi tía, que decía que desde que llegó a vivir ahí se sentía intranquila y se enfermaba seguido, que en las noches escuchaba ruidos, como rasguños en la pared, los perros aullaban hasta morir, y a veces cuando mi tía salía a ver qué pasaba, veía la figura obscura de un hombre bajo el zapotal de esa casa. Los perros aullaban al contemplar esa figura, y se retorcían en aullidos de terror. Bueno, así pasaba.
Un día decidimos mi abue, mi hermana y yo ir como de día de campo a la casa de mi prima. Cuando llegamos, el lugar era muy bonito, completamente en el campo, cerca había un riachuelo, mucha vegetación, etc. Desde el momento en que llegué me sentí intranquila, no sé, como que había "algo" en el ambiente que no me gustaba nada. Lo raro era, que era en pleno día, como a las 12 o 1 de la tarde y se sentía un miedo.... una sensación de pesadez.
Recuerdo que jugábamos con las Barbies en los lavaderos bajo una cobacha, entonces mi prima y mi hermana salieron a traer algo y me quedé sola. Empecé a sentir un miedo indescriptible, nunca había sentido algo así, presentía que algo o alguien estaba detrás de mí, viéndome, mirándome, entonces salí precipitadamente, con el corazón en un vilo, porque sentí que si permanecía un minuto más ahí, sola con "eso" atrás de mí íba a ver algo que haría que me muriera de terror.
A la semana, mi prima y mi tía abandonaron la casa porque les contaron que ahí otras personas veían al Diablo, veían como que había un incendio, escuchaban gritos, y muchas cosas más, y alguien más le dijo que los antiguos dueños de esa casa, igual salieron huyendo de algo que los atormentaba, todos los días, día y noche. No sé a ciencia cierta qué sucedió en ese lugar, que hasta la fecha sigue inhabitable.
Un día decidimos mi abue, mi hermana y yo ir como de día de campo a la casa de mi prima. Cuando llegamos, el lugar era muy bonito, completamente en el campo, cerca había un riachuelo, mucha vegetación, etc. Desde el momento en que llegué me sentí intranquila, no sé, como que había "algo" en el ambiente que no me gustaba nada. Lo raro era, que era en pleno día, como a las 12 o 1 de la tarde y se sentía un miedo.... una sensación de pesadez.
Recuerdo que jugábamos con las Barbies en los lavaderos bajo una cobacha, entonces mi prima y mi hermana salieron a traer algo y me quedé sola. Empecé a sentir un miedo indescriptible, nunca había sentido algo así, presentía que algo o alguien estaba detrás de mí, viéndome, mirándome, entonces salí precipitadamente, con el corazón en un vilo, porque sentí que si permanecía un minuto más ahí, sola con "eso" atrás de mí íba a ver algo que haría que me muriera de terror.
A la semana, mi prima y mi tía abandonaron la casa porque les contaron que ahí otras personas veían al Diablo, veían como que había un incendio, escuchaban gritos, y muchas cosas más, y alguien más le dijo que los antiguos dueños de esa casa, igual salieron huyendo de algo que los atormentaba, todos los días, día y noche. No sé a ciencia cierta qué sucedió en ese lugar, que hasta la fecha sigue inhabitable.
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